¿Son las cien millas el nuevo maratón? ¿Se ha perdido la mística de los 42,195 Kms?


Hace unos años, en una charla a la que asistí de Carlos Ultrarun, decía que una carrera de cien millas no son cuatro maratones. Y no le faltaba razón. Es un maratón, otro maratón cuando has terminado el primero. Un tercero con dos ya en las piernas y un cuarto cuando ya has completado 126 kilómetros. Todo aquel que ha completado esa distancia sabe cómo terminan las piernas, por lo que aventurar que las cien millas son el "nuevo maratón" puede ser bastante arriesgado.

Hubo un tiempo en que el maratón era la meta de todo corredor. Completar la mítica distancia de los 42,195 Kms era el sueño al que todos aspirábamos cuando nos calzábamos unas zapatillas. Un reto con mayúsculas, una distancia que no era ninguna broma. Han pasado los años y el maratón siguen siendo los mismos kilómetros, hacen falta unos cuantos meses para prepararlo como merece, se sigue sufriendo en el kilómetro 35 y las piernas duelen lo mismo al día siguiente. 

Pero parece que ha perdido su halo de mística.



¿Es así? ¿Terminar un maratón ya no es tan importante? ¿Llaman más la atención las metas más altas? Ahora mismo parece que sí, o por lo menos eso es lo que pregunta la portada de la revista que ilustra este post.

El año pasado participé en dos carreras que eran la "pequeña" de la prueba correspondiente. La Mitja Volta de la UT Collserola y la Cadí Trail. Para empezar, llamar pequeñas o cortas a pruebas de 45 Kms ya tiene su aquel. Pero es que además, da la sensación que el que no participa en la prueba reina no existe, por ejemplo, para los fotógrafos. O por lo menos yo no aparecía en ninguna fotografía. 

Dice Lluis Capdevila:

Personalmente, creo que no le falta razón. Las cien millas molan mucho y el mundo ultra es apasionante. Quizás apasionante porque es lo que nos venden, pero en las imágenes épicas muchas veces se olvidan de mostrarnos el sufrimiento.

El maratón es, y será, uno de los retos más importantes al que se puede enfrentar un corredor en su vida. En un alto porcentaje, el mayor. Continuemos valorándolo como se merece.

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